Desde finales del siglo XIX, se han hecho numerosos intentos de clasificar los productos psicoactivos (aquí sólo se presentan los más conocidos y autorizados).

Históricamente situadas, las clasificaciones también reflejan enfoques complementarios: las drogas se contemplan a veces desde un punto de vista médico, según sus efectos psicotrópicos; a veces desde un punto de vista sanitario y social, según los riesgos asociados a su uso; o desde un punto de vista legal, según su relativa utilidad (o nocividad).

De hecho, la legislación nacional e internacional se ha esforzado por clasificar las distintas sustancias psicoactivas con el fin de regular su uso en distintos ámbitos (en particular, la medicina y la industria). Sin embargo, estas clasificaciones legales, que conducen a la restricción o prohibición de la producción, el comercio y el consumo de determinados productos, no se tratan aquí.

1. Las principales familias de productos psicoactivos

  • Cannabis
  • Opiáceos: opio (extracto de adormidera), morfina, heroína, codeína
  • Cocaína (de la hoja de coca) y crack
  • Anfetaminas y derivados: éxtasis (MDMA), STP, DOB
  • Alucinógenos: LSD 25, mescalina, psilocibina, fenciclidina, ibogaína, datura, etc.
  • Disolventes e inhalantes: acetona, éter, pegamento, poppers (nitrito de amilo), etc.
  • Fármacos desviados de su uso previsto: ansiolíticos (benzodiacepinas), hipnóticos (barbitúricos, benzodiacepinas), anorexígenos, antidepresivos, vasodilatadores, anestésicos (ketamina, GHB), etc.

A esta lista, podemos añadir productos más comunes como el alcohol, el tabaco, pero también el café o el té.

Algunos de los productos psicoactivos son de origen natural (como el tabaco, el cannabis, el opio o la cocaína), semisintéticos (como la heroína o el LSD) o sintéticos (como los medicamentos).

Los productos sintéticos (por ejemplo, éxtasis, GHB), fabricados en laboratorios clandestinos, se denominan «drogas de diseño» o «drogas sintéticas». Dependiendo de su composición química, estos productos pueden producir efectos diversos o incluso paradójicos; por eso no aparecen en las clasificaciones tradicionales.

Cada producto tiene uno o varios modos de administración específicos: las drogas pueden inyectarse, fumarse, esnifarse o ingerirse. Este criterio es objeto de una clasificación original propuesta por el farmacólogo Denis Richard (Impact Médecin, 1994).

2. Clasificaciones médicas

Basadas en observaciones clínicas, estas primeras clasificaciones describían los principales efectos de las sustancias psicotrópicas, con el fin de establecer una tipología cuyo objetivo era esencialmente terapéutico.

Clasificación de Lewin (1924)

En 1924, Louis Lewin, un farmacólogo alemán especializado en drogas psicodélicas, dividió los «venenos de la mente» en cinco grupos (nombrados en latín):

    Euforia: agentes calmantes de la actividad psíquica que reducen la percepción de las sensaciones (opio, morfina, codeína, heroína, cocaína)

  • Phantastica: alucinógenos de origen vegetal (peyote, mescalina, cáñamo indio)
  • Inebrancia: sustancias que, tras una primera fase de excitación, conducen a la depresión e incluso a la supresión temporal de la conciencia (alcohol, éter, cloroformo)
  • Hipnótica: agentes calmantes e inductores del sueño (bromuros, paraldehído, sulfonal)
  • Excitentia: estimulantes de origen vegetal que proporcionan un estado de excitación cerebral sin alterar la conciencia (café, té, kat, tabaco).

Aquí se destacan los placeres que proporcionan las drogas, más que sus efectos secundarios o indeseables.

Clasificación de Delay y Deniker (1957)

El psiquiatra Jean Delay propuso una clasificación que fue validada por el Congreso Mundial de Psiquiatría en 1961. Posteriormente, Pierre Deniker, ayudante de Delay, le hizo numerosos añadidos.

Las «drogas psicotrópicas» se distinguen según su actividad sobre el sistema nervioso central, de la siguiente manera

  • Sedantes o psicolépticos: hipnóticos (barbitúricos), neurolépticos, tranquilizantes menores y sedantes clásicos (benzodiacepinas), antiepilépticos
  • Excitantes o psicoanalépticos: estimulantes de la vigilancia (anfetaminas), estimulantes del ánimo (antidepresivos), otros estimulantes (kat, cola)
  • Sustancias que perturban el psiquismo de diversas maneras o psicodislépticas: alucinógenos (mescalina, peyote, ketamina, fenciclidina), delirógenos (LSD 25), narcóticos (morfina, heroína, opio)
  • Reguladores psicológicos (sales de litio).

Clasificación de Pelicier y Thuillier (1991)

Se trata de modernizar y simplificar la clasificación de Delay y Deniker. Fue concebido por el psiquiatra y farmacéutico Jean Thuillier y por el profesor universitario y médico Yves Pelicier, que clasificaron los medicamentos en tres grupos:

    Depresores del sistema nervioso central: alcohol, hipnóticos (barbitúricos), tranquilizantes (benzodiacepinas), neurolépticos, analgésicos (opiáceos, morfina, heroína, productos sintéticos)

    Estimulantes: menores (café, nicotina), mayores (anfetaminas, anoréxicos, cocaína), potenciadores del ánimo o antidepresivos

    Alteradores: cáñamo indio, disolventes (éter, colas), alucinógenos (LSD, mescalina, psilocibina, etc.).

Mencionemos también la clasificación de Peters (profesor del Instituto de Farmacología y Toxicología de la Universidad de Lausana) publicada en 1991, que divide los psicofármacos en psicosedantes, antidepresivos, psicoestimulantes y psicodélicos.

3. Enfoques sanitarios y sociales

Las siguientes clasificaciones se refieren menos a los efectos de las distintas drogas que a su peligrosidad.

Intentan evaluar el poder adictivo (el poder de inducir dependencia y tolerancia) y, de forma más global, evaluar todos los riesgos asociados al uso y al abuso.

Clasificación de la OMS (1971)

En 1971, la Organización Mundial de la Salud presentó una clasificación de las sustancias psicotrópicas según su capacidad de inducir dependencia y tolerancia psicológica y física. Para cada producto, se definen los tres criterios. Sin embargo, la evaluación (dependencia/tolerancia «cierta», «moderada a marcada», «mínima», «ninguna») sigue siendo imprecisa y la lista de drogas que se tiene en cuenta es incompleta.

Por ejemplo: el cannabis, según la clasificación de la OMS, provoca una dependencia psicológica de moderada a moderada; una dependencia física mínima y una posible tolerancia a dosis elevadas.

Clasificación del informe Pelletier (1978)

Propuesta por la abogada Monique Pelletier, esta clasificación mejora la de la OMS. Tiene los mismos criterios de clasificación pero se aplica a todas las drogas legalmente controladas. Los grados de adicción van de 0 a 4. Así, los diferentes criterios pueden combinarse, dando como resultado una clasificación de los productos en orden descendente de adicción.

Por ejemplo: el cannabis, según esta clasificación, provoca una dependencia psíquica igual a 1; una dependencia física y tolerancia igual a 0.

Clasificación del informe Roques (1998)

Partiendo de las propiedades farmacológicas de los productos, el profesor Bernard Roques presenta un enfoque global, considerando tanto los problemas médicos como los riesgos sociales (dificultad de acceso a la asistencia, marginación, delincuencia) asociados al consumo de drogas. Los criterios de clasificación utilizados son

    Activación de los circuitos de «recompensa» de la dopamina (circuitos nerviosos responsables de la sensación de bienestar).

  • El establecimiento de la hipersensibilidad a la dopamina (neurotransmisor)
  • Activación de los receptores de opiáceos
  • Dependencia física
  • Dependencia psíquica
  • Neurotoxicidad (toxicidad del sistema nervioso)
  • Toxicidad general
  • Peligrosidad social
  • La posibilidad de un tratamiento de sustitución.

Este análisis, que abarca tanto los productos ilícitos como los lícitos, destaca en particular la peligrosidad del alcohol.

Vídeo sobre las clasificaciones de las sustancias psicoactivas