El sextinges una práctica cada vez más habitual que consiste en el envío de contenidos de tipo sexual (principalmente fotografías y/o vídeos) producidos generalmente por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles. Con las redes sociales, surge un riesgo: la difusión masiva e incontrolada de dichos contenidos.
En el caso del sexting, se trata de contenidos muy íntimos, generados por los propios remitentes, mediante la grabación de sonidos, fotos o vídeos propios en actitudes sexuales, desnudos o semidesnudos, normalmente con destino a una pareja sexual o amorosa, aunque también en no pocas ocasiones a otros amigos, como un simple juego. Esto expone al creador o creadora de dichos contenidos a graves riesgos.
Una tendencia que comienza a manifestarse en edades cada vez más tempranas, según una investigación llevada a cabo por el grupo de seguridad en línea de la Internet Watch Foundation (IWF) y Microsoft, que, en un espacio de tres meses identificaron cerca de 4.000 imágenes y videos sexting en la red.
El 17,5 % de esas imágenes fueron de menores por debajo de los 15 años de edad, siendo el 93% de niñas, muchas de ellas con material sexualmente explícito. Lo más preocupante de la investigación es que detectaron casos de chicas de 7 años, una edad muy temprana respecto a las realizadas anteriormente.
Casi el 25% de las imágenes en las que figuraban menores eran de niñas y niños por debajo de los 10 años (cerca de 300 fotografías), un dato que confirma una tendencia preocupante entre los más jóvenes.
Los últimos estudios aseguran que el 10% de las y los adolescentes de entre 10 y 16 años han practicado alguna vez sexting, una cifra que va en aumento. En este tipo de casos las sumas son difíciles y relativas, pero en los que todos los estudios coinciden y los expertos que han llegavo a cabo esta investigación también, es que se trata de una práctica cada vez más frecuente y que cada vez se lleva a cabo en edades más jóvenes.
¿Por qué lo hacen? ¿Qué los empuja a ello?La respuesta no es fácil ya que es una práctica reciente sobre la que aún no hay estudios concluyentes, pero pueden influir uno o varios de estos factores:
- Creen que una imagen en un terminal móvil está segura y no son capaces de proyectar, de imaginar, las variadas formas en que esa imagen puede salir del dispositivo. Un robo, un error, una broma, un extravío… o la voluntad de su propietario.
- Confían plenamente en la discreción por parte del destinatario del envío. Carecen de experiencia vital suficiente que les invite a pensar en que las cosas, en la vida, cambian por muy diversos factores.
- Sienten cierta presión de grupo que les lleva a ganar notoriedad y aceptación en este contexto, el digital, tan importante para ellos. Este factor, añadido a la plenitud hormonal, puede generar combinaciones poco recomendables.
- Las influencias y modelos sociales distan del recato. La exhibición de relaciones sexuales o desnudos por personas no profesionales, comunes, abundan en la Red. Si pueden ver a cualquier persona anónima en su intimidad a través de la Red, no parece tan grave que uno aparezca de esta guisa. El desnudeo es algo común, hasta cierto punto normalizado.
- Desconocen las consecuencias que para su vida puede llegar a tener el hecho de que esa imagen comprometida sea de dominio público.
- La natural falta de percepción del riesgo que acompaña a la adolescencia y el espíritu transgresor desencadenan ciertos desafíos. En algunos casos resulta simplemente divertido, en otros, sirve para coquetear o dar otro contenido a una relación.
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