- En algunos países donde la pornografía está prohibida, se hacen excepciones para transmitir este material en los hoteles.
- Resulta difícil para los investigadores hacer un estudio completo sobre qué tanto afecta el consumo de porno a las relaciones amorosas heterosexuales debido a que es casi imposible encontrar un hombre que no haya visto porno en alguna etapa de su vida.
- En ese caso, el cerebro no discrimina lo real de lo imaginario. Quien está viendo porno no mira sexo, sino que tiene sexo. Al menos así lo registra su cerebro.
PUNTOS PARA SABER SI SOY ADICTO A LA PORNOGRAFÍA
¿La persona puede o no puede controlar su necesidad de desarrollar un impulso, en este caso, el de consumir pornografía.?
UN CONSUMO PROBLEMÁTICO:
1. Tener dificultades para estar un día entero sin consumir pornografía.
2. En alguna ocasión ser sorprendido por su pareja, padres, amigos o conocidos visitando este tipo de páginas, provocando una situación incómoda.
3. Preferir abandonar otras tareas sociales, de ocio o recreativas por pasar tiempo consultando pornografía.
4. Verse a menudo envuelto en la búsqueda de contenidos cada vez más exóticos porque el sexo tradicional le resulta monótono y aburrido.
5. Consultar contenidos pornográficos en lugares donde podría tener problemas, como en el trabajo, en casa ajena o en un ordenador público.
6. El apetito sexual con su pareja ha descendido últimamente o si no tiene pareja, no tiene intención de buscarla; en cambio la actividad sexual con la pornografía sigue cada vez más activa.
7. Tener problemas para masturbarme sin recurrir a pornografía.
8. Proponerse en alguna ocasión dejar de consultar estos contenidos y volver a recaer una vez más.
9. En ocasiones reconocer que tiene un problema con la pornografía y sentirse mal por ello pero no conseguir dejar de consumirla.
10. Tener que borrar el historial de navegación de su ordenador o móvil cada vez que alguien lo va a utilizar por temor a que vean el consumo de pornografía.
11. Presentar problemas para concentrarse en las actividades diarias. Si ves que tu vida personal, social o económica se ha visto afectada por el uso de la pornografía, podrás considerar que el consumo es problemático y que por lo tanto, necesitas ayuda.
¿QUÉ HACER PARA LLEVAR UNA VIDA MÁS SALUDABLE ALEJADO DE LA PORNOGRAFÍA?
1.- Limita tu exposición a internet cuando su uso no sea necesario.
2.- Activa un filtro anti porno en los dispositivos que utilices habitualmente (ordenador, móvil, televisión) y destruye todo el material pornográfico que tengas almacenado.
3.- Sitúa tu ordenador en un lugar abierto y visible de tu casa y/o trabajo para que la tentación sea menor.
4.- Presta especial atención a situaciones, objetos, lugares o personas que desencadenan el deseo de consumir porno: observa qué te activa el deseo.
5.- Detecta lo que te ha llevado a consumir pornografía haciéndote estas preguntas: ¿para qué consumir pornografía? ¿por qué perder tanto tiempo? ¿qué ha pasado antes de consumirla? ¿en qué pensaba? ¿qué sentía? ¿me pasa cuando sucede algo relacionado conmigo, con otras personas, con problemas de otro tipo, con dificultades en el trabajo o la familia?
6.- Si te sientes triste, aburrido, sólo o angustiado, trata de identificar por qué te sientes así y no dejes que esa emoción te lleve como una ola
7.- Si te sientes mal, expresalo con personas de tu confianza. Apóyate en tus seres queridos.
8.- Ordena tu vida: programa tu día, ocupa tu tiempo con otras actividades: haz deporte, ten aficiones, come de forma saludable, duerme al menos 7 horas al día. No te des por vencido ante una caída.
Hay algo de cierto en el argumento en contra de la pornografía que esgrime que esta tiene un impacto negativo en la imaginación y la conciencia sexual de los jóvenes. La cultura popular promueve una dicotomía confusa de virgen/prostituta que alienta la exploración sexual, en tanto que sataniza la “promiscuidad”.
Debido a todo esto, no debe sorprendernos que el porno pueda confundir, o incluso marcar a los jóvenes y que eso pueda tener un impacto negativo en su capacidad de relacionarse con futuras parejas. No obstante, eso dice menos sobre la naturaleza de la pornografía que sobre los peligros de una cultura que deja algo tan importante y esencial como la educación sexual en manos de una industria dedicada a crear fantasía y entretenimiento.
Es fácil criticar la pornografía, y resulta divertido reírse nerviosamente ante los actos sexuales exóticos o desconocidos que la industria para adultos está tan feliz de explorar.
Sin embargo, posicionar a la industria de la pornografía como una fuerza todopoderosa que llegó para hacer estragos en nuestras vidas sexuales nos desvía del problema actual al que nos enfrentamos. Si queremos una alternativa a la visión del sexo que se presenta en la pornografía, necesitamos comenzar por hablar abierta, honestamente y sin vergüenza sobre el sexo.
Necesitamos olvidarnos de que el sexo es un tema tabú y comenzar a considerarlo un aspecto ordinario de la vida, uno del que los jóvenes deben recibir educación sobre su complejidad tan peculiar, maravillosa y enriquecedora.
Si creamos una cultura en la que la sexualidad se acepte como una parte saludable y positiva de la vida, entonces podremos valorar el porno como la fantasía alocada y poco realista que siempre tuvo la intención de ser. ¿PERO en qué se está convirtiendo?